jueves, 10 de septiembre de 2009

Paso 10: “Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente”.


Muchos de nosotros llegamos a Comunidad Amor, después de muchos años de tratar de encontrar soluciones rápidas a nuestros problemas del ego. Uno de los aspectos de éste programa que nos mantiene aquí, es la promesa de ‑permanente recuperación de ésta desconcertante enfermedad. Pero.. ¿Qué hay en el mundo que dure para siempre? En la página 204 de nuestro libro "Solo por hoy" leemos: "repetición es la única forma de permanencia que la naturaleza puede alcanzar". Si queremos experimentar una recuperación permanente de los aspectos compulsivos del ego, tendremos que repetir día a día, las acciones que nos han producido tanta sanación.

A través de los primeros Nueve Pasos dé nuestro Programa, nos hemos iniciado en una forma enteramente nueva de vivir que nos está llevando del pantano de la compulsión, a la roca sólida de una forma sana de vivir. A pesar de ‑que al principio el principal objetivo de los Nueve Pasos era ayudarnos a limpiar las ruinas del pasado, el trabajarlos nos ha permitido sentar nuevas bases para el futuro. Estos nuevos patrones de conducta nos permitirán progresar, crecer espiritualmente y ser felices sin los excesos del ego. El Décimo Paso nos exhorta a repetir diariamente éstas actitudes, siguiendo los nuevos moldes de manera que podamos experimentar la recuperación cada día.

El Décimo Paso comienza con la palabra "Continuamos" con lo cual comprendemos que la perseverancia es la clave principal de nuestro Programa de Recuperación. En el pasado es probable que nos hubiéramos aferrado obstinadamente a conductas autodestructivas del ego. Ahora, tendremos que ser obstinados para trabajar el Programa aún durante esos períodos en los que sintamos que no funciona, o que no nos estamos recuperando lo suficientemente rápido. La obstinación así empleada, se convierte en perseverancia a medida que día a día continuamos aplicando los principios aprendidos del Paso Uno al Nueve en nuestras vidas.


En el Cuarto Paso, por ejemplo, aprendimos a hacer nuestro inventario moral a mirarnos sin temor y honestamente y a reconocer nuestras virtudes y defectos. El Décimo Paso nos pide continuar diariamente con esta práctica. El objetivo del Décimo paso es ayudarnos a remover cada día de nuestro camino, las piedras, los obstáculos, las manifestaciones del orgullo, la ira, la autocompasión, la avaricia y otras emociones que nos causan dolor y nos impiden crecer el día de hoy.

Hemos descubierto que todos, inevitablemente, tenemos estos sentimientos y que negarlos o ignorarlos solo empeorará las cosas. El Décimo paso nos permite reconocer nuestras emociones y sentirlas a pesar del dolor que nos causan para poder dejarlas ir y entregarlas en manos de Dios, de manera que recuperemos nuestra estabilidad emocional.

En los pasos del Cinco al Nueve, nos aventuramos "hacia afuera" alejando nos de nuestra soledad al compartir nuestras experiencias con Dios y otras personas. La mayoría de nosotros nos habíamos pasado la vida antes de Comunidad Amor tratando de hacer todo solos. En la medida que trabajamos los pasos descubrimos cuánta ayuda y sanación obtenemos al conectarnos con Dios, y con aquellos que comparten nuestras vidas. El Décimo paso nos ayuda a reforzar esta conexión.

Existen muchas maneras de hacer un inventario personal. La más sencilla es la mental, algunos veteranos en los Programas de Doce Pasos se acostumbran tanto a esta práctica que el auto-análisis se convierte para ellos en una segunda naturaleza. Rápidos y ocasionales inventarios hechos cuando enfrentamos dificultades, se aprenden a hacer en unos cuantos minutos de reflexión silenciosa cada vez que la ocasión lo amerite. Con la práctica se vuelve cada vez más fácil reconocer la naturaleza exacta de nuestros problemas. Podemos ver que clase de acciones es preciso tomar para restaurar nuestra serenidad, y deseamos llevarlas a cabo prontamente, tal como aconseja el Décimo Paso.

Es posible que hayamos olvidado la decisión tomada en el Tercer Paso, y estemos tratando de controlar algún aspecto de nuestras vidas con nuestra sola voluntad. Tal vez necesítenos discutir el problema, quizá sea necesario pedirle a Dios que nos remueva algún defecto de carácter o es posible que hayamos dañado a alguien y le debamos enmienda. Una vez que comenzamos a practicar esta saludable con­ducta de analizar y actuar en el momento que estamos perturbados se nos convierte en un hábito. Descubrimos que hemos aprendido un extraordinario conjunto de habili­dades para llevar una vida exitosa.

Cuando sea necesario algo más que un simple chequeo de inventario, algunos de nosotros hemos descubierto que es muy beneficioso escribir un inventario de Décimo Paso. Asentar en un papel sentimientos y pensamientos conflictivos, o describir situaciones o incidentes que nos causan problemas, nos ayuda a entender mejor nuestras acciones y reacciones, en una forma especial que no conseguiríamos con el simple hecho de pensar o hablar de ellos. Cuando escribimos nuestras dificultades se vuelve más fácil apreciar las situaciones con claridad. Es probable que tengamos un mejor discernimiento acerca de las acciones que sea preciso tomar.

Algunos de nosotros convertimos en un hábito cotidiano el revisar nuestras emociones y conducta de las últimas veinticuatro horas. Podemos hacer un inventario diario, escrito o mental, que es más cómodo y cuidadoso que el de simple chequeo del momento y la ocasión. El propósito de esto es que nos sean reveladas las áreas en las que estamos teniendo dificultades en la vida diaria, y así ayudarnos a decidir qué es lo que podemos hacer al respecto. También nos sirve para percibirnos de aquello en lo que no nos va bien, y por lo que debiéramos sentirnos agradecidos.

Hay muchas maneras en las que el inventario diario puede ser hecho. Algunos revisamos simplemente los hechos más importantes del día en orden cronológico, haciendo hincapié en nuestros sentimientos y cómo los manejamos. Otros deciden hacer una hoja de balance anotando las situaciones y sentimientos positivos en un lado y las situaciones y sentimientos negativos en el otro. Podemos sacar también una lista común de defectos de carácter y sus virtudes opuestas, tales como: miedo/fé, resentimiento/aceptación, avaricia/generosidad, etc.

Concerniente a esta lista, nos hacemos preguntas tales como: "¿Qué miedos experimenté el día de hoy y cómo reaccioné contra ellos? Entonces listamos o recordamos esos momentos en los que nos dimos cuenta que nuestros antiguos defectos habían sido removidos; de cuándo actuamos movidos por la fe; de cuándo aceptamos y perdonamos abandonando nuestros resentimientos; cuándo actuamos con generosidad, o cuándo demostramos otros rasgos positivos de carácter.

Al hacer nuestro inventario diario deseamos estar cada vez más conscientes de nuestras verdaderas motivaciones y emociones. Queremos examinar nuestras acciones, para que podamos aprender de nuestros errores, y construir a partir de nuestros triunfos. Nuestro propósito no consiste en remover la culpa y los sentimientos negativos, sino continuar avanzando por el camino del progreso y reconocer las áreas de nuestra vida en las que hemos conseguido recuperarnos.

Después de haber hecho nuestro inventario diario, podemos avanzar hacia la segunda parte del Décimo Paso que dice: " Y cuando nos equivocamos lo admitíamos inmediatamente". Esta pequeña y simple cláusula implica que, tendremos la oportunidad de hacer algo más que simplemente mirar nuestras virtudes y defectos.

Podemos efectuar la misma operación que llevamos al cabo con nuestros defectos de carácter descubiertos en nuestro inventario moral del Cuarto Paso: Lo conversamos con Dios y tal vez con alguna persona; le entregamos los defectos a Dios, pidiéndole que nos los quite, y hacemos enmiendas donde son necesarias. Algunos miembros de Comunidad Amor llaman diariamente a su padrino y discuten con él su inventario del Décimo Paso. Hablan de sus éxitos y fracasos con Dios a través de la oración, pidiéndole diariamente la ayuda necesaria para abandonar sus defectos y expresando gratitud al descubrir los que ya les han sido removidos o por los problemas resueltos.

Es inevitable que en algunas ocasiones cometamos errores y dañemos a alguien más. El Décimo Paso sugiere que nos enmendemos prontamente, tan rápido como nos demos cuenta de haber lastimado a alguien. Al hacer esto, una nueva forma de honestidad se impregna en nuestras relaciones. Descubrimos que podemos ahorrarnos muchos días de temores y de resentimientos, al resolver las disputas como van surgiendo, en lugar de permitir que las heridas se vayan haciendo más hondas.

El inventario del Décimo Paso puede ser más extenso aún, similar al que hicimos en el Cuarto Paso, pero, tratando con problemas de los que no estábamos conscientes cuando tomamos ese Paso. El que sea necesario reinventaría algunos aspectos de nuestro pasado no significa que fallamos en hacer adecuadamente el Cuarto Paso. Simplemente demuestra que la conciencia de nosotros mismos ha aumentado y ahora, estamos listos para enfrentar y resolver aspectos de nuestras vidas con los que no podíamos lidiar en este primer inventario. Cada uno de nosotros es un individuo con necesidades particulares, y no existen dos personas que procedan y trabajen en la misma forma éste programa.

Un inventario extenso de Décimo Paso pudiera ser enfocado hacia un defecto de carácter particular, algún patrón de conducta, o un área especial de la vida. Probablemente deseemos escribir este inventario tal como hicimos en el Cuarto Paso, ciertamente que desearemos terminarlo tomando acción inmediata. Lo más pronto posible se lo entregaremos a otra persona para enseguida, repetir las acciones llevadas al cabo en los Pasos Seis y Siete, pidiéndole a Dios que sane nuestras heridas, remueva los defectos que hemos descubierto en nuestra nueva investigación, y nos ayude a cambiar nuestro comportamiento. Terminamos este conjunto de acciones haciendo una lista de enmiendas relacionadas con los sucesos anotados en nuestro inventario.

Será necesario un esfuerzo persistente para poder abandonar nuestros defectos y cambiar nuestras actitudes, pero a partir de ahora es crucial hacerlo para nuestra recuperación. En la medida en que nos damos cuenta de nuestros defectos a través del inventario, podemos hacer varias cosas para liberarnos de ellos. Una de ellas consiste, en imaginarnos como nos comportaríamos si no tuviéramos cierto defecto en particular. Podemos representarnos situaciones en las que hemos reaccionado a partir de ese defecto, solo que imaginando que ahora actuamos como si no lo tuviéramos.

Cualquier cosa que pensemos la podemos hacer con la ayuda de Dios. Podemos hablar usando nuevos vocablos, o utilizar una serie diferente de comportamiento como práctica. A través de este tipo de acciones, nos convencemos diariamente de que, con la ayuda de Dios, somos capaces de cambiar y de hecho, estamos cambiando. Al principio, es probable que tengamos recaídas en los viejos moldes del pasado al estar sometidos a presión, pero no permitamos que esto nos descorazone.

Hemos pasado toda una vida comportándonos de éstas maneras, por lo tanto, nos hemos sentido cómodos así, naturales. Pero a medida que el tiempo transcurre, Dios nos ayudará a liberarnos de nuestros defectos, sustituyéndolos por hábitos positivos de pensamiento y acción. Dios lo hará si nosotros, desde luego, persistimos en hacer todo lo que sea posible para cambiar.

Al igual con el Cuarto Paso, el inventario del Décimo Paso puede revelarnos aspectos de nuestro pasado en los que sea necesaria ayuda profesional. Nuestros amigos de Comunidad Amor son amorosos y compasivos, pero pocos de ellos están entrenados para reco­nocer y tratar problemas psicológicos pro­fundamente arraigados, por lo tanto, la Comunidad Amor no es el lugar adecuado para encontrar tal ayuda.

En la medida en la que trabajemos el Décimo Paso, comenzaremos a descubrir las formas extraordinarias en las que los Pasos a partir de ahora, continuarán removiendo el dolor y el torbellino innecesarios de nuestras vidas. Las nuevas actitudes de honestidad acerca de nuestros problemas y nuestra actitud de rendición y entrega a Dios, se han convertido ya en parte nuestra. Son el cimiento sobre el cual tomamos cualquier decisión de cada día de nuestras vidas.

Analizar nuestro comportamiento reciente, manteniendo a Dios al mando de nuestras vidas, pedir ayuda y orientación, y admitir nuestros errores de inmediato, se va convirtiendo en una sana y satisfactoria forma de vida, mucho mejor que aquella en la que alimentábamos nuestros temores o abanderábamos un conjunto de frescos resentimientos. Obligados a adoptar esta nueva manera de enfrentar la vida, a fin de recuperarnos de la comida compulsiva, nos sentimos agradecidos por haber encontrado el Programa.

Practicar el Programa no ha concedido muchas bendiciones, mismas que no nos es posible cambiar otra vez por las soluciones fáciles y rápidas que cada nueva formula le proporcionaba a nuestra manera compulsiva de actuar. Faltan aún más bendiciones por llegar, en la medida en que continuamos trabajando el Programa, y experimentando el milagro de la recuperación permanente un día a la vez.